Como viene siendo habitual, la cocina nórdica copó los primeros puestos de la eliminatoria europea del Bocuse d'Or, el certamen culinario más mediático a nivel internacional. En concreto, Noruega repitió éxito al frente del certamen, esta vez de la mano de Orjan Johannessen, del restaurante Bekkjarvik Gjestgiveri.

En segundo y tercer lugar se clasificaron el candidato sueco Adam Dahlberg y el representante danés Jeppe Foldager. El resto de países que se han clasificado para la final de Lyon son Francia, Islandia, Inglaterra, Suiza, Bélgica, Hungría, Finlandia, Estonia y Holanda.

Al margen de la hegemonía nórdica en el concurso, esta edición pasará a la historia por la polémica en la que se ha visto envuelto el representante español Evarist Miralles. Y es que el horno que tuvo que utilizar tenía la conexión de vapor rota, lo que vino a perjudicarle en los tiempos. Según declaraciones del propio Miralles, la organización ya ha movido ficha, invitando al equipo español a participar en la final mundial de Lyon a pesar de que no se había clasificado entre los doce primeros. 

En cualquier caso, el chef reconoce que el inconveniente se trata de "un detalle" y que "el fallo fue nuestro por no comprobar el horno antes". Donde sí están las diferencias, en su opinión, es en el apoyo institucional que reciben los candidatos españoles. "Para España esto es un concursillo y ya está. Para países como Noruega esto es una cuestión de estado, y están vendiendo su gastronomía y turismo apostando por este tipo de concursos. Creen en el proyecto y viven el proyecto".