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Año 1995: el relevante papel de los concursos [4/25]

Año 1995: el relevante papel de los concursos [4/25]

En nuestro repaso a artículos históricos de Saber y Sabor, nos adentramos en el I Certamen Nacional de Facyre

por Fernando Toda

Concursos de cocina han habido siempre, si bien es cierto que a mediados de la década de los 90 constatamos un progresivo incremento tanto en el número de campeonatos como en la ambición de los mismos. En los cuatro números que publicamos a lo largo de 1995, tratamos con extensión cinco certámenes muy distintos, y repasando todos ellos con los ojos de hoy constatamos hasta qué punto los concursos son una gran plataforma que sirve para dar a conocer a profesionales y prestigiar su labor.

Por ejemplo, en 1995 Régis Marcon se llevó la quinta edición de un Bocuse d’Or que contó con Ramón Segura como representante de nuestro país. Y ese mismo año el II Campeonato de Alta Cocina de Autor para Jóvenes Chefs acabó encumbrando a Andoni Luis Aduriz.

Por supuesto, no siempre ganar un concurso conlleva el estrellato, como demuestran algunos de los otros concursos celebrados en el 95. En ocasiones, incluso se adivinan nombres que compitieron en certámenes sin éxito pero que han acabado gozando de una gran reputación profesional y mediática. Esto lo evidenciamos en el reportaje que compartimos, que desgrana a fondo los resultados y propuestas vistas durante la primera edición del Certamen Nacional de Gastronomía organizado por Facyre, la Federación de Asociaciones de Cocineros y Reposteros.

Primer Certamen Nacional de gastronomía de Facyre, en Saber y Sabor #9 [Descargar PDF, 9Mb]

Este concurso, hoy más que consolidado, arrancaba con una gran edición en la que se impuso el catalán Antonio Bellés en categoría cocina, y el aragonés Mariano Lacasta en repostería. Pero especialmente, llama la atención ver participando a nombres luego consagrados como los hermanos Sergio y Javier Torres, o los pasteleros Tino Helguera y Michel Willaume, entre otros.

Y es que repasando los nombres, es sencillo encontrar a cocineros de gran talla, hoy más que consolidados. Estos certámenes constataban la pasión profesional de una generación nueva y se convirtieron en una valiosa plataforma desde la que edificar el prestigio de la cocina. No podíamos sino rendir, por tanto, un merecido tributo al relevante papel que desempeñaron y desempeñan aún los concursos. Sin duda, cuando dentro de otros 20 años repasemos palmareses de 2017, esbozaremos una sonrisa al comprobar cómo empezaban a dejarse ver algunos de los profesionales que iban a marcar tendencia.

Al margen de los concursos, de nuestro paso por 1995 vale la pena destacar también la profusión de reportajes de interés dedicados a restaurantes como La Parrilla de San Lorenzo (Valladolid), a Pedro Larumbe, o a la esencia asturiana según Pedro Morán. Incluso se nos permitió acceder a las cocinas del Monasterio de Montserrat para conocer de primera mano qué cocinaba Francesc Serran para la comunidad benedictina de este gran santuario.

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